Sonia Lugo observa su entrada obstaculizada por vehículos. Foto Danny Polanco |
Santo Domingo Oeste, 20 noviembre 2018.- La ciudadana Sonia Lugo Pérez, quien reside desde hace 40 años en el sector de Las Caobas, en este municipio, denunció que vive en una constante zozobra el abuso de propietarios de talleres de mecánica y el aparcamiento de camiones y vehículos frente a su residencia.
A esta situación se suma la falta de asfalto y el lodazal que se hace cuando llueve y los vehículos circulan sin cesar. Su vivienda se encuentra ubicada en una calle sin salida, donde estos negocios obstaculizan la entrada y salida de su hogar provocándole grandes molestias y complicaciones de salud por ser una persona que padece de hipertensión y diabetes.
Asimismo, la señora de 77 años explica que su hijo de 53 años padece de condiciones especiales y requiere de un ambiente de tranquilidad y paz.
Cada vez que uno de los equipos pesados hace ruidos estruendosos y las máquinas de pulir y pintar vehículos son encendidas provoca un estado de intranquilidad a su vástago que únicamente es controlado con medicamentos, que por su condición económica no puede costear.
“Desde hace más de 23 años le estamos pidiendo a los alcaldes de turno que nos arreglen la pequeña calle porque cuando llueve se llena de agua sucia con basura y toda inmundicia. Además de estos están los talleres de mecánica, lavadero de autos y de camiones de paquetería. Cuando no tienen salida están justo en la entrada de las casas, además los desarman por donde quiera y los camiones duran horas encendidos y todo el humo viene para la casa”, dijo Sonia Lugo.
También, expresa que es insoportable el nivel de contaminación acústica y ambiental debido a que las personas que laboran en estos talleres lanzan a las calles y contenes residuos de comida y envases plásticos.
Por otra parte dijo que el derrame de aceites y combustibles les provoca dificultad para respirar.
Dice que las autoridades locales la han ignorado
Sonia aclara, con los ojos aguados, que lamenta que a personas ancianas como ella las autoridades no les presten atención y que no escuchen su voz por ser mujer. Precisa que ha tratado de hablar con los propietarios y empleados de estos negocios, quienes les responden de forma agresiva y amenazante. “No podemos dormir a ninguna hora, es agobiante”.
Fuente: elCaribe
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