Santo Domingo Oeste, 29 enero 2018.- "Prohibido habitar. Local evacuado por la Defensa Civil". La orden fue colocada en las paredes de dos casas e igual número de locales comerciales de la calle Hortaliza, del Abanico de Herrera, en este municipio.
La medida se tomó tras la muerte de Danilsa Peña, de 30 años, y sus hijas Yerelis Peña y Franyelis Peña de 8 y 7 años, respectivamente, quienes murieron la noche del jueves 25 del presente mes a consecuencia de un deslizamiento de tierra que impactó drásticamente la casa donde vivían.
El llamado a abandonar el área, no es obtemperado por todos. Justo al lado de la destruida vivienda, donde ocurrió la tragedia, vive una pareja de esposos junto a sus tres hijos menores de edad, que se niegan a dejar su vivienda cuya parte trasera colinda con el terreno donde ocurrió del derrumbe. “Pero para donde se van ellos, si no tienen para donde irse. Esta casa la levantó mi hijo aquí con mucho sacrificio”, dijo Cristina del Rosario, quien estuvo de visita en la vivienda sentenciada a ser evacuada.
Mientras José Clase, cuyo local comercial le fue prohibido utilizar, dice estar consciente del peligro que representa hacer uso de una edificación, construida de retazos de madera y planchas de zinc al pie de un terreno inclinado e inestable. Por su seguridad, indicó que acatará el llamado de la autoridad de socorro.
Desde tempranas horas, Yamaili, primogénita de Danilsa, buscaba entre los escombros de la impactada vivienda algunos enseres que pudieran servir. Con mirada aturdida, la joven de 16 años sacaba debajo de una enorme piedra que cayó con el derrumbe algunas pertenencias.
“Esa niña y otros niños que vieron lo que pasó van a necesitar ayuda de un psicólogo, dijo Esther Abreu, vecina de las víctimas y allegada a la familia, a la vez abogó por la intervención solidaria del Gobierno a fin de facilitar un lugar a donde puedan ir los sobrevivientes de la tragedia.
En tanto, el dolor y la confusión embargan a Mélida Matos, madre de Danilsa. Desde que ocurrió la tragedia no ha parado de llorar a su hija y nietas, a quienes vio morir. La señora tiene una herida en la frente, producto de un golpe recibido tras el deslizamiento de tierra. Ella sobrevivió al hecho junto al hijo de dos años de Danilsa y al esposo de la hoy occisa.
Mélida y Yamaili, (abuela y nieta) no tienen un techo propio a donde ir. Actualmente están durmiendo en casas de vecinos. “Yo lo he perdido todo, pero a mí no me importan las cosas materiales, lo que más me duele es la muerte de mi hija y mis nietas, expresó Mélida entre sollozos.
Por Diana Rodríguez/elCaribe
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